miércoles, 7 de septiembre de 2011

UN RINCÓN DE SONRISAS




Por @fanahoria


Recuerdo que cuando era niña, había un programa de televisión donde al ganador lo llevaban a una juguetería y le daban 5 minutos para echar en un carrito de supermercado todos los juguetes que pudiera; de verdad me imaginaba que era yo la que ganaba ese premio.
 Y es que ¿a qué niño no le gustaría tener todos los juguetes del mundo? Para Roberto Y. Shimizu, fue un sueño hecho realidad. Arquitecto y fanático de los juguetes desde que tenía 10 años, este mexicano de origen japonés comenzó a coleccionar desde niño todo lo que encontraba: estampas, cajitas, papeles, etc.


Sus padres tenían una papelería en la colonia Doctores, donde en épocas navideñas vendían juguetes, así comenzó su contacto con ellos y su pasión por estos.  Sus ídolos eran “El Santo”, “Blue Demon” y “El Cavernario”, por supuesto tenía las figuras de estos personajes y en 1955 decidió coleccionar juguetes de todo tipo y de todas partes del mundo.



Hace algunos años Roberto enfermó y pensó que de pasarle algo, su colección terminaría perdida y vendiéndose en mercados de cosas usadas, así que decidió exhibirla, logrando también rescatar parte de la cultura mexicana en cuanto a juguetes se refiere, es así como nace el “Museo del Juguete Antiguo de México”.


Ubicado en la colonia Doctores, en él podemos encontrar exhibidos alrededor de 10 mil piezas; sin embargo la colección de Roberto se compone por más de un millón de juguetes.
El museo cuenta con más de 100 instalaciones a través de las cuales nos muestran esa increíble época de la vida ya que como dice Shimizu: “Un juguete es el testigo de las épocas felices del ser humano”.
Un mundo lleno de color e impregnado por risas de niños y momentos de alegría, con bicicletas, pelotas, muñecas, carritos, robots, etc, conforman un acervo convertido en este foro llamado MUJAM, el cual no cuenta con fichas ni explicaciones ya que los juguetes significan una cosa distinta para cada quien, son diferentes recuerdos y distintas interpretaciones.
El museo cuenta con la colección de juguetes más grande del mundo, abre diario y es gratuito, vale la pena visitarlo y reencontrarnos con nuestra infancia.
Es una tristeza que un juguete termine maltratado y en el olvido después de brindarnos tantas horas de desinteresada felicidad, así que cuando llegue la hora de despegarnos de ellos, una alternativa sería regalar una pieza de nuestra colección personal a quien no tiene recursos y más que regalar un objeto que ya no necesitamos estaríamos regalando eternas horas de alegría.








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